jueves, 7 de noviembre de 2013

El tímido enamorado

Volvía cada día a los grandes almacenes, vivía cerca de ellos, desde que la viera por primera vez, todos y cada uno de los días de 19 a 20 horas. La descubrió las navidades del año anterior. Tras el mostrador de cristal repleto de perfumes de X, se erigía ella, como una ninfa, etérea, elegante, enigmática. Era tal su belleza, que él no osaba acercarse, la veía, la observaba, la marcaba cada día de lejos, a distancia, desde la sección de libros, bajando la mirada con rapidez felina cuando presentía que ella podía advertir su presencia. Y otra vez la navidad y él ni siquiera se había acercado a ella, algo le paralizaba, un frío temor a ser ignorado, su timidez era una carga hiriente, debía vencerla, un año soñándola, un año entero imaginándola cada día, un año de amor unidireccional, él no existía para ella. Tomó una determinación, aquel día iría a verla, le compraría un perfume de caballero. Se armó de valor, enfiló el pasillo desde la sección de los libros a la sección de perfumes, y cuando ya se acercaba al stand donde se encontraba su objetivo, apareció aquel tipo adelantándolo por su derecha y tomándole la delantera. Eclipsó su presencia hasta el punto que la ninfa solo parecía tener ojos para aquel tipo engolado y engominado que mostraba su sonrisa exultante e insultante. El tiempo que estuvo allí mirándolos le pareció un suplicio y una eternidad, se quedó turulato, embobado, petrificado, perdió tanto fuelle que ni deparó en la marcha de su adversario, porque sus ojos se concentraron en un punto en el infinito. La ninfa le despertó... - Caballero... Dígame, le puedo atender? El chaval sólo veía una sonrisa perfecta, unos dientes alineados, una mirada sostenida que le erizaba el vello, unos ojos marrones profundos que le hipnotizaban, una figura impresionante, un sueño hecho carne y huesos... El muchacho balbuceó, apenas le salía la voz... - Sí, sí, señorita, quiero un perfume fresco, quiero una colonia que ... enamore. La chica no puedo reprimir la risa con aquella ocurrencia.. - Tengo lo que busca, la muchacha sacó el perfume de moda de aquel año 1982; Mens Club 52 de Helena Rubinstein. Al día siguiente, esperó a que ella saliera de los grandes almacenes y la invitó a pasear juntos, no pudo negarse, a ella le gustaba como él la miraba y sobre todo, lo bien que olía. El Limb0