martes, 17 de noviembre de 2015

Adiós Facebook, hasta la vista.


Esto es temporal, volveré... Te perderás las publicaciones de...
A partir de mañana, cantaba Alberto Córtez, empezaré a vivir la mitad de mi vida, a partir de mañana, empezaré a volver de mi viaje de ida...
No quiso dar más detalles, tras contestar al cuestionario de desactivación de facebook, red, en la que creía perder tanto tiempo y gastar tantas energías, o hacerlas desaparecer, en un ejercicio hueco, efímero, inútil.
Llevaba algunos días mentalizándose sobre el abandono, incluso, sobre la eliminación total de la cuenta, no era la primera vez, solía abandonarla para engancharse a otras cosas que también tenía abandonadas.
No tenía tantos amigos, y pese a considerar que sus publicaciones suscitaban el interés de algunos de ellos, tampoco era ajeno a la compulsividad e impulsividad con la que a veces se prodigaba, y la necesidad imperiosa de publicar, al menos una o dos veces al día, de compartir parte de lo que pasaba por su mente, sin fisuras, sin disimulos, con rotundidad.
Facebook era un lugar de encuentro, una conexión entre personas distantes, un intercambio de gustos y un sitio por lo general, fatigante, lleno de vulgaridad y de publicaciones farragosas y triviales, con aisladas excepciones. 
Echaría de menos a personas que le motivaban especialmente a seguir, y personas a las que seguir, por encima de mensajes masivos, de publicaciones prescindibles, de hirientes errores gramaticales y ortográficos, de cartas abiertas mostrando las jugadas, las buenas y las malas. Facebook era una droga, una pasarela para conectarte con la etérea realidad de la virtualidad, pero al mismo tiempo, era algo fantasmagórico, irreal, sin substancia, olvidable.
Una quimera ideada como alternativa a la ocupación, una peligrosa adicción frente al aburrimiento de las horas muertas, un paraje desierto por el que a veces transitaba un unicornio, una ciénaga de lodo donde retozaban las grandezas y miserias sin disimulo. Parapeto publicitario de siglas, negocios e intereses, todo ello mezclado o agitado, cual bebida de famoso agente secreto.
Abandonar, abandonarse, perder, perderse, aceptar, aceptarse, amar, amarse, cuánto dolor y satisfacción se podía conseguir con el reflexivo "se".
Ya no podría suscribirse a "yo también soy", "todos somos" , "todos a una fuenteovejuna", no podría seguir cada muestra solidaria, cada enfervorizado grito de rabia e impotencia contra la crueldad humana, cada adhesión inquebrantable a una causa justa, los vídeos de zutanito, los logros de menganita, las fotos de las juergas de x y las patadas al diccionario de c. Sin embargo, en solitario, en otros foros, uno sigue teniendo su opinión que puede o no coincidir con la de la  masa, facebook es solo un altavoz que empieza a sonar cascado, como en esos bares de acústica lamentable en el que solo se oye un murmullo que crece y te impide mantener una conversación con atención. Tal vez vuelva a facebook, pero únicamente porque añora las fallas ortográficas de c y la dislexia de t. o quizás porque quiera seguir reflexionando en voz alta sobre la realidad tan loca que vivimos y su reflejo en ese mismo medio, del que tanto le cuesta sustraerse.

martes, 3 de noviembre de 2015

Puertas frías, tiburones en expansión, trabajos de esclavos...

Si te llaman para trabajar en esas empresas que reclutan personal de captadores, de comerciales, de técnicos, de asesores, a través de portales de empleo online, que dicho sea de paso, también se lucran con tu desesperación y te bombardean con publicidad que no quieres y con correos que terminas clasificando de spam, ponte alerta.
No te dejes engañar por productos de multinacionales que tienes que comprar para después vender y organizan charlas en hoteles y te dan un café aguado y hay testimonios de referidos, pruebas parecidas a la escenificación que hacían de los tónicos milagrosos en el antiguo oeste, los ganapanes de la ingenuidad ajena.
En las primeras ofertas para el sector comercial, un porcentaje muy elevado de anuncios de trabajo, contiene engaños manifiestos en la práctica y condiciones abusivas en la contratación, en las segundas, el engaño es total y lo que es peor, vas a perder el poco dinero que tengas, comprando productos supuestamente milagrosos y completamente innecesarios, que vas a sufrir para vender o que terminarás comiéndote cada mes en base a un contrato engañoso.
Ve a la entrevista o a la charla preparado, no únicamente para conseguir el supuesto trabajo que te saque de la inopia, de tu condición de parado de larga duración, de tu otro trabajo basura, de tu zona de miseria o de confort, ve preparado y alerta para saber las condiciones de tu contrato o el hipotético chollo que te quieren colocar.
Lee tu contrato, que te den por escrito las comisiones que vas a cobrar, procura que te formen bien e infórmate tu, mira detalladamente las condiciones de tu patrocinio de productos milagros, por delante y por detrás antes de firmar nada, exígelo cuando te pongan excusas para no dártelo o ni siquiera te hablen de él y te tengan trabajando con las fotocopias de tu dni y de tu afiliación, por si las moscas pasa algo que les pueda perjudicar, recela de milagros financieros y de palmadas en la espalda y de premeditadas adulaciones para conseguir tu motivación o tu reclutamiento.
Investiga navegando por los foros, aprenderás mucho, tanto, que te costará trabajo trabajar, sobre todo en esas empresas que se publicitan en estudiadas ofertas de portales job punto com y entonces lo mismo cambias de estrategia o te decides a hacer algo más productivo o al menos no regalarles tu tiempo en demasía, sólo el necesario para comprobar que se trate de algo serio o de lo mismo de siempre.
Puede que seas un excelente comercial y tengas una paciencia infinita, puede incluso que hasta puedas vislumbrar el inicio del éxito en esa oportunidad, te convencerás de intentarlo, pasarás por ello más tiempo o menos tiempo, con resultados desiguales que pondrán a prueba únicamente, tu capacidad de aguante, aparte de tu profesionalidad, y el nivel de exigencia con tu conciencia, si la tienes, seguramente ese no sea tu trabajo, al menos si te amoldas a las circunstancias en que se lleva a cabo por parte de las empresas, entonces, tu no eres el que lleva la batuta, eres un engranaje más del sistema patético que existe de comercialización de cualquier producto, en el que por regla general, no se informan de los engaños y de las cláusulas recónditas.

No se te ocurra entrar en un sistema piramidal o en cualquier cosa parecida que mencione expresamente que no es piramidal, todos los que tienen referidos lo son. No estés tirado en la calle pagándote tu comida y trabajando para ellos sin haber leído tu contrato y tus condiciones y haberte convencido que realmente podrás servir para lo que te exigen y para lo que te van a pagar, no se te ocurra empezar a  gastar combustible con tu coche bajo la promesa de un coche de empresa si cumples unos objetivos descabellados, no uses tu propio teléfono, ni tu línea ni tus megas para solventarles su trabajo o si el contrato no recoge que te pagarán expresamente los desplazamientos que realices a razón del kilometraje, si haces todo esto sin antes leer un contrato, lo harás gratis, tienen recambios para aburrir, te usan como un kleenex, cuando te arrugas ya no les sirves y sacan otro rápidamente, con nuevas promesas que no se cumplen y engaños tan taimados como despreciables.
Recuerda que igual que hay técnicas para vender; la ley del embudo, el caramelito, el cebo, la promoción que caduca, también las hay para pseudocontratar, para poner a prueba tu resistencia, para ver lo pardillo y confíado que puedes llegar a ser y cual es tu nivel de tolerancia a la explotación, recuerda que se nutren de la desesperación de sus candidatos y del "voy a probar", ese es su combustible, no se lo des gratis.
Tienen legiones de ingenuos, de aguilillas, de cretinos y desesperados, llamando a sus puertas, tienen carnaza fresca gratis para hacer reflotar sus números a costa de tu sangre, les importas una mierda. No les regales ni un día, si lo haces, estarás perdido, no pierdas tu tiempo, no quemes tus energías, a la primera señal de alerta, vuela de allí si tus sospechas son confirmadas.
Deja que se pudran hablándote de ascensos inexistentes, de premios ilusorios, de la felicidad, el honor, el privilegio y la suerte, de trabajar para ellos o de comercializar sus productos. Si estás ahogado por las deudas, si no te queda otro remedio, busca otra salida, si no la hay, lucha, quizás venga un soplo de suerte que te aleje de allí, pero no estés a cualquier precio y menos, sin papeles.
Permítete el lujo si puedes, de mandarlos al puto infierno, de joder sus ventas, de manchar su cacareada reputación, de denunciarlos en las redes, de hacer lo propio en la inspección de trabajo.
La vulneración de los derechos laborales, los abusos y la denigración de los trabajadores y el engaño a los crédulos consumidores, se ha convertido en moneda corriente en los últimos tiempos, entre empresas de todo calado y de cualquier sector; ventas a domicilio de particulares y empresas, legiones de soldados dispuestos a morir en las trincheras de la calle, de las carreteras, de los referidos y de las puertas frías. No permitas que te impongan un horario y unas condiciones si eres autónomo y te pagas tu cotización, sé tú al menos el que marque la pauta de tu trabajo. Y entonces, sólo puede quedar uno, como en los inmortales, pero lo más seguro es que no seas tú, porque terminarás asfixiado a poco que tengas o te quede algo de dignidad y un plato en la mesa.
No hace falta ser sindicalista para darse cuenta de ello, ni estar adscrito a ningún partido, ni que te represente nadie del espectro político que impera en la actualidad, no hace falta ser un antisistema para saber que algo se está haciendo muy mal, mientras roban con el dinero de tus impuestos, comercian con tu formación, te usan solo para sus lastimeras estadísticas y se lucran con tu sufrimiento y llaman puesto de trabajo a cualquier mezquindad basada en el engaño que aumenta las cifras de oscuras corporaciones y te atan una cadena pesada en la que tienes que mentir para sobrevivir, mentir para medrar.
Este indignante mercadeo ha sido creado por liquidadores de nuestra existencia, que estudiaron este sórdido y denigrante sistema de marketing que adoptan empresas y empresarios maleantes para que la rueda siga girando y se despeñen por sus muescas, miles de ilusos. Empresas regentadas por tiburones sin escrúpulos para los que vales igual que una colilla, a no ser que les enciendas sus números cada día a cambio de un salario de miseria y unos objetivos que requieren de ti que no tengas vida, salvo el domingo y que seas inmune al engaño ajeno que se oculta en aras de los objetivos.
Viva el derecho romano, que al esclavo manumita y al vulnerador de tus derechos, le mete mano, ojalá ocurriera más veces.
Muy probablemente, nuestros hijos heredarán un mundo corrompido y cobarde, si no hacemos nada por denunciar cada latrocinio, cada acción abusiva, cada pisoteo que se hace de la dignidad humana en el ámbito laboral y sobre todo, si no hacemos algo por cambiar la base de nuestras relaciones comerciales y desde altas instancias se persiguen las prácticas fraudulentas de estas empresas que se enriquecen con sus políticas de explotación, defraudando al estado, al consumidor  y pisoteando la dignidad humana.

miércoles, 27 de mayo de 2015

La Venta de La Sal

Un día tuve la suerte de compartir una charla agradable y estimulante, hablamos de la actualidad y como no, del Quijote.
Mi memoria no recuerda bien aquella conversación digna de haberse registrado, así que trasladaré los hechos de forma subjetiva y adornando el relato, ya me he tomado yo solo la licencia, que para eso lo narro. Narrar los hechos de forma objetiva y narrar todo lo que puede acontecer en una conversación a cuatro bandas, es únicamente virtud de pocos y yo no tengo esa habilidad ni de lejos, pero me dejaré llevar por mi particular Cide Hamete.
Esto me ha dado que pensar que las historias que nos han contado, siempre están adornadas, son mezcolanza de hechos reales transfigurados en leyendas, mitos basados en realidades y realidades que se convierten en mitos, o verdades adornadas o mentiras bellas.
Un amigo puso el cebo del socorrido D. Quijote, y de repente, otros que había en esa tertulia, entramos al trapo. Que si Sancho era una invención de Quijote, que si Sancho no era nada ni nadie sin Quijote, que cuando Sancho se quijotizaba, Quijote se sanchizaba. Que el Quijote realmente veía molinos, pero que a él le daba igual, era un puto tozudo y su ilusión y ganas de cambiar su monótona y sedentaria existencia, era infinitamente más atractiva y mayor que la realidad ficticia, sosegada y aburrida que le envolvía.
Que el narrador omnisciente de las desventuras del mismo Quijote, era tal vez ese mismo caballero, aventurero y escritor, transfigurado por gracia de su pluma en loco hideputa desfazedor de entuertos, en una exageración de sus propias vivencias y que Sancho era la representación de su negación, el escalón más bajo de la pirámide, el hombre animal que se refriega por su barro ufano, aferrado a su miedo o feliz de no pensar. Sancho no sólo es su acompañante de aventuras y desventuras, es tal vez su alter ego y se nos pasó por alto Dulcinea, pero que conste, que yo pensé en ella y en lo que representaba para la locura del caballero, para su "sinrazón".
Citamos al inmortal Quevedo y miramos los muros de nuestra patria, de la carrera de la edad cansados... Entre habas con poleo, chocos fritos y cervezas, no eran las bodas de Camacho, tampoco era el patio de Monipodio, pero era un aparte en una venta del camino, de ese camino en el que a veces confluyes con otra gente que da gusto ver y oír y te preguntas " ¿Qué cosa tenemos que amistad procuramos?, por aquel otro tan oído estos días "¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
A posteriori, pensé en la dualidad, ya en casa comencé a escribir llevado de la inspiración que me produjo aquel encuentro y la necesidad imperiosa de contarlo, pensamientos que hilvanaban una nueva historia, esa que nos acerca al origen y comienzo de todas las historias.
La necesidad del contrapunto, de la balanza y el equilibrio, de los logros y los fracasos, de como Dios tenía que tener un enemigo como el diablo, Adán no era nada sin Eva o Caín sin Abel, o Jeckyll sin Hyde, siendo ambos el mismo, o el padrino sin su consigliere o el presidente sin la primera dama, o Tarzán sin Jane, o nuestro yo sin la voz de nuestra propia conciencia, esa que a veces corta nuestras alas.
Y me vi de pronto, como nos mirábamos en los espejos sin reconocer nuestro propio rostro, o ilusamente reconociendo uno distinto o viendo en el reflejo de los otros a nuestro yo mismo, los flecos invisibles del propio yo, esos que se nos escapan. No sé por qué nos extrañamos de la bipolaridad si va implícita en nuestros genes y en nuestra prehistoria, el ying y el yang, lo humano y lo divino, lo humano y lo animal, lo sublime y lo cenagoso, la vida y la muerte, el amor y el placer, el hola y el adiós. Era agotador pensar en ello y divagar sobre temas por los que pasamos tan de puntillas, ocupados en otras cosas.
Hablamos del Arcipreste de Hita, que hace cerca de mil años, citó la máxima de Aristóteles que decía algo que en la época podría hasta parecer una perogrullada, y que ahora suena tan mal como esto " el home por dos cosas labora, la una por haber mantenencia y la otra por tener juntamiento con hembra placentera".
Decir esto delante de una mujer no es de buen gusto y contraviene las normas más elementales de educación, pero ahí estaba esa realidad incontestable, al menos en aquella época y tal vez también en ésta.
Todos creo que llegamos a convenir que en la actualidad viene a ser lo mismo, en esencia, ha variado poco. Seguimos siendo bipolares y tenemos el material genético mezclado, afortunadamente cada uno cree ser único y especial, por eso odiamos que nos coloquen otras etiquetas de lo que creemos ser para nosotros mismos o de lo que proyectamos ser, o nos mostramos igualmente ufanos de pertenecer a unas siglas que nos amparan o una ideología que nos define, ese clan que nos coloca en torno a un mismo fuego o una educación o una familia o cualquier otra devoción.
Por eso, a la que te descuides, como te de por desfazer entuertos o saques los pies del tiesto, o contravengas alguna regla sagrada, molerán a palos tus neuronas, querrán llevarte al cálido hogar y pintarán de color oscuro y tenebroso tu camino, pero no debería importarte, si al fin y a la postre llevas luchando contra molinos desde que tienes uso de razón. Y como ladran o mucho o poco o ni siquiera ladran, tú sigue cabalgando.

lunes, 20 de abril de 2015

Elecciones mentales


Quien calla, a menudo no es porque te de la razón, ni porque tenga que discutir con idiotas, quien calla a veces, es porque sabe que no servirá de nada hablar, no es porque otros sean idiotas, es porque cada uno tiene un punto de vista distinto sobre cosas similares o sobre hechos concretos. Opinar nos sale barato, pero corremos el riesgo de equivocarnos o de no ser comprendidos, o en el peor de los casos, enteramente ignorados.
Uno debe ser dueño de sus actos y de sus opiniones y de su convencimiento de las cosas, aún cuando tengas al mundo o a tu círculo en contra, aún cuando te granjees antipatías o seas pasto del rumor, o te etiqueten con un alias que nada tiene que ver contigo y lo que eres.
Hay tantos motivos para ir por algo o emprender cualquier acción que nos atañe a nosotros mismos, como motivos para no hacerlo, siempre y cuando seas respetuoso contigo mismo y los demás, y sé que nunca es tarde, que nunca va a ser tarde, que siempre habrá tiempo.
Nadie escarmienta en cabeza ajena, todo el mundo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, a equivocarse, a errar, a acertar y a extraer conclusiones de ello, si no entendemos esto, jamás experimentaremos nuevos territorios, nadie sabe lo que uno lleva en las alforjas, ni en el cerebro, eso es un terreno vedado. Esa es la vida y el día a día y no hay vuelta de hoja, somos dueños de nuestro destino y responsables de nuestras decisiones y si no es así, eres un monigote o estás viviendo la vida de otros, o te están manipulando y ni te enteras. 
Lo único importante, es atreverse a ir más allá, a salir de tu día de la marmota, a explorar nuevos territorios, a expandir tu mente, erradicar prejuicios, patear los miedos tuyos y ajenos, los que te impiden avanzar de forma real, no únicamente desde la virtualidad. Lo que te impide ser quien soñaste ser, quien tu has querido ser.

martes, 7 de abril de 2015

Estadísticas...

Estadísticas de la venta de motos en período electoral

Crecen las ventas de motos y los moteros suicidas...
Estos días me han querido vender una moto, o nos han querido vender una moto.
Creo que su tacómetro y su velocímetro están trucados o manipulados y marcan muchos parámetros imposibles e incapaces de desarrollar, pero dan el pego.
La han anunciado en los principales periódicos del país, en todos los mass media.
La moto es el modelo Recuperación de la marca Empleo.
Para montarte en esa moto, tienes que estar muy desesperado, porque creo que su combustible es tu sangre y la quieren muy joven y con pocas neuronas y con muchas tragaeras. Las ventas apuntan al alza y mira que a la moto se la ve pinchada desde el minuto cero y se ha constatado que sus fabricantes han usado material de desecho y parcheado rápido en sus rodaduras, de facto, está especialmente diseñada para que se suban y bajen moteros pagando por ello, ni que fuera una Harley. Pero eso no es óbice para que haya miles de advenedizos deseando montarse en su grupa pensando que tal birria de pseudociclomotor, tal vez pueda convertirse en una vespa o en una ducati demosedici.
Los fabricantes están contentos y los que son pagados con la publicidad engañosa, los voceras y propagadores de dichas estadísticas sonrrojantes, sólo están pendientes de los ratios de sus ventas.
La calidad del producto, les importa un testículo de macaco africano,

lunes, 6 de abril de 2015

Eternos retornos



"El anonimato es la expresión más genuina del altruismo".  Anónimo.

Y leyendo esto, virtudes que raramente se recogen por estos pagos virtuales y por la vida misma, me acordé de esto otro, atribuido a Salomón en el Libro del Eclesiastés...
Vanidad de vanidades y todo vanidad...

"Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después".

Y me dio mucho vértigo pensar que el mundo siempre estuvo gobernado por sátrapas y monigotes, que la fuerza y el poder jamás se apiadaron de la debilidad y la ignorancia, sino para su propio provecho, que a la postre, siempre ganaban los de peor calaña. Que las ovejas negras escaseaban pero eran enteramente necesarias y que eran éstas mismas, las que podían hacer variar el curso de las cosas, aunque sus hazañas y heroicidades fueran desconocidas de la muchedumbre o silenciadas e ignoradas por los historiadores y solo cantadas por los juglares.
También pensé, que en los miles de millones de años del planeta tierra, pudieron existir otras civilizaciones parecidas o similares a todas cuantas han existido y que supuestamente conocemos, como si el universo mínimo de este microscópico lugar de la soberbia e inconmensurable galaxia, estuviera en eterno retorno, programado para actuar como hormigas en su hormiguero, cual oveja en su rebaño, como cada ser vivo de esta creación en un torbellino que en llegando al final, hiciera que cada uno de nuestros átomos, el polvo de cada ser se reintegrara de nuevo al comienzo, como si nada se crease y destruyese, igual a la energía.
¡ Y sentir por un momento que todo ha ocurrido siempre antes que nosotros y que todo volverá a ocurrir, después de nosotros y que una parte de nosotros estuvo desde el principio y que una parte de nosotros nunca tendrá fin, será eterna!



viernes, 3 de abril de 2015

Fugacidad...



Borré varios archivos de mi ordenador, eliminé algunas fotos duplicadas, otras pésimas, envié alguna carpeta al insondable limbo, a la venta del susodicho de Archidona, a esa papelera de reciclaje que creemos borrar del todo, sin asomo de bytes. 
Qué ilusos!!! Nada se puede borrar, sigue existiendo en algún lugar recóndito, o de nuestro ordenador, o de una una nube y por supuesto en nuestro propio cerebro, en alguna neurona dispersa. 
Lo sabes y no te importa y sigues con tu particular cruzada.
Destruyes algunos correos de los que no te sientes especialmente ufano, cómo cambiamos, la experiencia te hace ver ese proceso lógico que niegas creyendo ser uniforme.
Bloqueas contactos, quitas de tu agenda a todo aquel de quien no tienes noticias ni seguimiento, a todo y toda aquel o aquella a quien tu vida y tu suerte le importan un soberano carajo, en una reciprocidad lógica y algo angustiosa, al fin y al cabo, todo es cosa de uno y los demás y de los demás y de uno.
Piensas al volver a ojear después de muchos años, cada álbum de antiguas fotos, que es imposible aprehender los momentos que sugieren cada una de las instantáneas, pero no puedes permanecer inmune a cada estrago del tiempo, a cada momento tan diferente, a cada etapa tan distinta del presente, a tu propio yo de entonces, a tu felicidad indisimulada, a tu cara de asombro, a tu perplejidad, a tu ignorancia, a tu inocencia, a tu insultante y exultante juventud, a tu descaro, a tu despreocupación, a quienes te rodeaban y formaban parte de tu vida entonces.
Esos recuerdos se almacenan en nuestro cerebro más llenos de matices, no te cabe ninguna duda o cuando menos crees saberlo, pero nuestra inteligencia limitada, nuestra apreciación primera, a golpe de vista, soslaya ahora en el presente, con el paso de los años, en un acto casi programado e inevitable, cada época vivida en torno a esa imagen captada e inmortalizada, esa imagen que te acerca a tus orígenes, a tu familia, a tus mayores, a tus sobrinos e hijos, a tus amigos de siempre, a los de quita y pon.
Está casi prohibido anclarse a lo que te hizo feliz y/o desgraciado, a lo que te hizo lo que eres, está ordenado que debes crecer y envejecer y olvidar aquello que eras, por eso te cuesta trabajo o te duele mirar los álbums, casi tanto o más que el propio espejo. Aquello que fuiste, y de paso, erradicar cada día un poco más, a quienes fueron al igual que tú, a quienes te precedieron, a todos aquellos y aquellas que fueron contigo, antes, a la par y después que tú.
Un día hablé de los espejos y hoy he querido hablar de las fotografías. 
De esas huellas casi borrosas que te arrancan una sonrisa o te hacen verter una lágrima, de ese recuerdo lejano que aún te eriza el vello, que te hace que tragues saliva o se te encoja el corazón o se quede henchido. 
Y qué fácil eliminar un archivo, romper un papel, borrar una foto digital, y cuán difícil romper una foto del pasado, una imagen sagrada de lo que fuimos, el germen de lo que hemos devenido, las sonrisas que jamás volveremos a ver, de aquellos que amamos, que seguimos amando, de quienes ya no están, del tiempo que se marchó veloz, sin preguntarnos, ajeno a nosotros.
Hoy revisité esas fotos y me sentí bien, alegre porque pasaron esos momentos, porque vive en plenitud, triste, porque jamás ya se repetirán, pero ilusionado y motivado, porque aún quedan muchas fotos y muchos álbumes que rellenar en mi vida y así nadie podrá evitarlo. Pero quién sabe? El tiempo tiene la respuesta.

viernes, 13 de febrero de 2015

Alzheimer existencial...

Alzheimer existencial...

"El niño, curiosamente, aprende primero a decir no, a negar..."



Yo no lo recuerdo... Y vosotros?


Yo tampoco lo recuerdo, no recuerdo la última vez que un político se retractó de una canallada, de una medida injusta e impopular, de un estado de cosas lamentable propiciado por ellos mismos y/o sus adláteres, tampoco recuerdo la última vez que leí algo sobre la responsabilidad compartida, esa que también nos hace merecedores de sufrir a quienes nos gobiernan.
No recuerdo la última vez que alguien decidió saltarse la disciplina de su partido o su ideario o creencias religiosas  y dejase de justificar errores imperdonables, recurriendo a los defectos y taras del adversario o a demagogias baratas o a preceptos de iluminados del pasado, que buscaban a dios como nosotros, humanos como nosotros, considerados infalibles, ¿acaso lo somos nosotros?
No recuerdo la última vez que alguien dimitió motu proprio, sin que le obligaran a representarlo teatralmente, como ultimatum para evitar males mayores, porque lo pillaran con el carrito de los helados.
Ni una vez en que no tuviera la culpa de algo muy reprobable, el clásico chivo expiatorio o el enemigo inventado.

No recuerdo qué día es hoy, ni mañana, o sí, un viernes 13 que precede a un día inventado para el consumo y etiquetado como puro marketing. Deberían hacer un día de los desempleados, en España hay un número mayor de ellos que de enamorados, lo mismo las estadísticas dicen lo contrario, pero eso es para activar la economía, la de ellos, claro. 

El amor está tan mitificado como dios contemporáneo, que necesita de un libro o una película, para que la gente hable con supuesta naturalidad del sexo, cuando el sexo es algo natural.
El amor es tan frívolo a veces, que se retrata en programas casposos o en vidas inventadas, donde todo es una comedia forzada e interpretada por gentes que no buscan amor, sino fama, confort, estar a salvo de otras cosas que propician mucho miedo.
Y parece que sólo existiera el amor en pareja, que no existieran otros amores, amores filiales, amores paternos, amores familiares, amores sempiternos, quizás esos sean los amores que en realidad nos importan a todos, sin menoscabo de los otros, tan idealizados y deseados como raros, por su escaso número.

No recuerdo una vez que se pusieran de acuerdo los pulsores y sondeadores de las encuestas preelectorales, en la mentira intrínseca sobre la variable tan enorme que representan sus insidiosas, contradictorias e imprecisas estadísticas. Desconozco el número real de quienes se han abstenido de votar en un proceso que ni le va ni les viene o quienes han votado con el corazón y no con la cabeza o al revés, o sobre quienes han votado con la finalidad exclusiva de poderse quejar luego, o tan solo de seguir medrando o afianzándose en unas ideas con las que cree comulgar y que en ningún modo, provienen de ellos.
No recuerdo ni una vez en que la mayoría no representara a la postre; la tiranía, ni tampoco una minoría, que no fuera etiquetada como tocapelotas, o alguien que pensara y se saliera un poco del tiesto, que no fuera motejado como iluminado o antisistema. 
Si recuerdo a quienes me ayudaron a recordar y a ser, a quienes me ayudaron a pensar, a cuestionar, a valorar, a agradecer, a seguir en la brecha, luchando.



viernes, 30 de enero de 2015

Retablos



El profesor de lengua y literatura le dijo al chaval de 13 años que cuando escribiera la palabra dios, lo hiciera con mayúscula, que Dios no era una palabra más, que Dios era la Palabra. El chaval seguía viendo una palabra en la combinación de vocales y consonantes. En esa misma palabra, el profesor veía a Dios, cosa muy normal, porque además de profesor era sacerdote y veía a Dios por todas partes, a pesar que no se le notaba mucho, tenía expresión amargada y el semblante de un juez que  estuviera dictando a cada paso lo que hubiera que hacer, de vez en cuando acertaba o eso creían entonces, su elevado número de alumnos, de distintos cursos y materias. 
Era natural rebelarse contra aquella figura autoritaria, contra aquellos hábitos negros, contra un tipo anacrónico que ya vislumbrara entonces y  que años más tarde terminó asociando con el lado oscuro de las cosas, con el pasado resultado del producto de una mezcolanza de enseñanza y educación, a veces valiosa, de firmes principios, no exentos de tintes rancios, trasnochados, reprimidos, muy antiguos y que en ningún modo podían seguir alimentándose en aquellos adolescentes cachorros de la apertura democrática. Había que desembarazarse de aquello y luchar sin saberlo, contra la involución que representaba, contra la imposición de la voluntad propia y el libre albedrío para reclutar almas y adeptos a base de imponer obligaciones morales, preceptos de vida. 
No lo consiguió ni con el chaval ni con nadie más, pero les enseñó como nadie que una hipérbole era una exageración notoria al hablar, amén de otras cosas.
El sabía que su poder era efímero, por eso lo ejercía de modo tan perverso, con lo que no había nadie en su sano juicio, que no recelara de él.
La rebelión a veces propicia revelaciones, esa revelación que te dan los años cuando tampoco te has rebelado lo suficiente.
Dar categoría divina y mayúscula a la palabra dios, le resultó extraño y chocante al chaval. Con el tiempo, ya adulto, se percató que no todo lo que se escribe con mayúsculas es importante, que lo primordial era la idea que cada uno tuviera de su particular dios y buscó su dios particular, entre otras divinidades mayúsculas y minúsculas, entre palabras viejas y nuevas enlazadas, que formaban frases, que versaban prodigios, que contaban nimiedades y realidades de cualquier tiempo, que narraban historias, que evocaban ficciones y espectros del pasado.


sábado, 24 de enero de 2015

Carta a D. Frazorra


Carta a D. Frazorra

Adviento, epifanía, carnaval y cuaresma... 

Ya sabes lo que son hermano y amigo, pero te hablaré de ello, aunque lo sepas.

Modus vivendi, costumbres, símbolos que nos acompañan cada año de nuestras vidas, como adheridos a nuestra existencia entre el trajinar y lo cotidiano, paréntesis insoslayables, calendario impuesto y aceptado sin remisión.

Vividos de formas muy similares algunos de  ellos, por lo que llamamos Occidente, si bien otros, son en esencia del más profundo sur, de lo que llamamos civilización, del lugar que tú conoces, que yo conozco, ese en el que nos encontramos como especie en su elemento, puente y frontera de culturas y creencias, de tan amplio, como controvertido espectro.

Todos participamos de estas fiestas, sea cual sea el trasfondo; religioso, mitológico y/o pagano. Pertenecen a nuestra memoria colectiva, tradiciones milenarias y centenarias a las que no podemos ser ajenos en ningún modo, ritos heredados, arraigados, testimoniales variaciones, propiciadas por cambios gubernamentales o por nuevas generaciones.

Hay quienes las asumen con mayor grado de implicación, con entrega total y absoluta normalidad, otros resignados, esperando que amaine, otros como un suplicio y otros como lo que son, fiestas y evasiones de la realidad individual cotidiana. ¡Como si fuera posible olvidarse de lo que llevamos a gala o a cuesta!

Vivimos en sociedad y en una economía, que se nutre de dichos eventos, repitiéndolos adoptando nuevas formas, pero en esencia igual, de un año a otro, de un  siglo a otro. Incluso cuando no había medios masivos de comunicación y la economía era de trueque, todo se repetía como cuentas de rosario.

Griegos, romanos y cristianos nos han diseñado el calendario de nuestra vida, de nuestro tiempo, entre vueltas sobre sí misma de Gea, de ésta, al rey Helios y ciclos y fases de la diosa Selene. 

Calendarios julianos y gregorianos, César y el Papa, y entre medio, los astrónomos hilando fino para contentar a todos, sobre todo a los poderes terrenales, en aquellos tiempos, la Iglesia. La misma institución que ahora empieza a abrirse y a pedir perdón postrada por sus pecados ancestrales y actuales. Saben que no les queda otra para sobrevivir, que adaptarse a los tiempos, así, su negocio seguirá siendo próspero, tras cerca de dos milenios, copando la supremacía de las empresas más fructíferas.

Ese almanaque del banco que está colgado detrás de la puerta o el calendario pirelli del garaje más polvoriento, te lleva a ver números en negrita y en rojo, idus de varios meses consagrados a dioses paganos, equinoccios y solsticios, santorales, festejos, lunas; medias lunas, crecientes, menguantes, nuevas, plenilunios, mercurios, saturnos, así como vírgenes y santos del catolicismo y  la cristiandad.

El calendario está lleno de guiños a la historia de nuestra civilización, imperios y estamentos, poderes políticos, militares y o religiosos.

Estamos en perpetua celebración y fiesta en medio de otras obligaciones ineludibles, estamos en sagrada conmemoración, adoptamos casi sin querer, de forma inconsciente, a veces premeditada, a veces forzada, un disfraz de quita y pon para cada ocasión, nos sale natural y a la vez programado, tal cual si recibiéramos una orden celular, tan imbécil que a veces, el lunes somos una persona distinta del viernes o del sábado, estamos determinados por el calendario, por la latitud y por la altitud, por el clima.

Así, repasando los momentos marcados: en el adviento; en esa venida preparatoria que simboliza la llegada de Jesús, el mundo católico se viste con las galas de la concordia y la convivencia, de la solidaridad, de la limosna al pobre, del cariño a quienes sufren y el recuerdo más intenso por quienes se fueron y no podrán ver nacer al niño dios y por ende, otro nuevo año.

Brilla la familia, es el ensalzamiento de la misma, el núcleo sobre el que hemos asentado nuestra vida en sociedad. Y aquí, como en todo, generalizar es una banalidad, porque hay familias rotas, familias que soportan estoicamente reuniones que se hacen pesadas e interminables, familias con desgracias que no tienen el verde para pito, familias cojas, familias políticas, familias felices, familias desmembradas, familias que no pudieron reunirse, familias agraciadas, familias que se alejan y familias que vuelven... 

Moisés y Noé, Sodoma y Gomorra, Herodes y Ben Hur, portales de Belén, niño Jesús, María y José y la mula también, magos, pastores, estrellas, bueyes, burras y birras, mantecados, hartazgos, anuncios, perfumes, papasnoeles, resacas, reyes con camellos cargados de caramelos y de epifanía.

Oro, incienso y mirra, transmutados en tablets, plays, ipads, androids, carbón y seguidas las sacrosantas rebajas, y como colofón; el guantazo final de Jano, ese dios que da nombre al mes, dios de dos caras que tal vez nos simbolice a todos, tan contradictorios y camaleónicos, tan ceremoniosos y efímeros con cada costumbre, por mor del calendario.

Y cuando ya quieres creer que has sobrevivido a tan exacerbado e interminable rosario de ataques indiscriminados a tus castigadas, estoicas y paupérrimas neuronas, a digestiones lentas y pesadas, a la fuerza de la costumbre y a tus alforjas vacías, se va aproximando el dios Februo, que lejos de limpiarte, te acomete con su lanza y te entrega a la delectación de la carne y el disfraz, convirtiéndonos de repente en chirigotas, en comparsas, en sambas, en ruido infernal de pitos, en poetas, en chiflados, en payasos, en cantores, en color y juerga, en música rodante...

Y cuando ya has dejado de ver disfraces y soltaste el tuyo o no pensaste ni en ponértelo, llega la ceniza un miércoles y te avisa que en cuarenta días, día abajo, día arriba, y dependiendo de condiciones climatológicas favorables, a saber, que no llueva torrencialmente, terminarás viendo procesiones impepinablemente y en la tele pondrán Jesús de Nazareth, y verás el huerto de los olivos y a Judas colgando en una higuera y a Pedro negando tres veces y al buen ladrón y a la santísima resurrección.

Bandas de música con tambores, tamboras y trompetas, sones solemnes, encapuchados nazarenos de todos los colores, pasos ornamentados repletos de flores y velas, de paños y símbolos, moviéndose en volandas, imágenes centenarias veneradas por la muchedumbre enfervorizada.

Saetas, cantares, maderos, coronas de clavos, sahumerio, trance progresivo hasta el lunes de gloria, posterior a la resurrección. 

Liberación, es lo que tiene volver de entre los muertos o de quienes están muertos, sentir que has resucitado un millón de veces.

Entonces el calendario parece darnos una tregua para toparnos con la prima vera, un capítulo que pasa la página del frío o del calor del hogar y el recogimiento.

El primer verdor, que había pasado desapercibido entre culpas, expiaciones, crucifixiones, muertes, llantos, resurrecciones y gozos, salvo por el olor, el color y la luz de un día, que se agiganta y nos echa a la calle de nuevo, otra vez festivos, para empezar a atisbar a la vuelta de la esquina; ferias, cruces, romerías...

Por esto, hermano y amigo,  tal vez entiendas lo de irme a vivir a la Patagonia, y conociéndome bien como me conoces, muy probablemente, terminarás pensando, que acabaré hastiado de la fiesta de la Esquila o de cualquier otra tradición de esas lejanas latitudes y entonces, yo tendré que decirte aquello tan socorrido de: 

"fui a por lana y salí trasquilado" o rememorando a Gardel;  "como siempre, por una cabeza".

jueves, 15 de enero de 2015

Babel

Inspirado en La Pagoda de Babel, de Chesterton, se me ocurrió ésta historia, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia...

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Desde la cima del poder, crearon un nuevo ministerio, un ministerio con licencia para contaminar la información que percibían los ciudadanos, un ministerio de distracción y destrucción, parónimos coincidentes en significado, según se mire.
El cometido final de tan siniestro ministerio, era el control y la alienación, mediante la semilla de la confusión. Cualquier medio, justificaría el fin perverso de dicha organización.
Si bien este ministerio existía de siempre, en estos tiempos había logrado un desarrollo imparable, hasta el punto de ser capaz de generar exponencialmente, las mentiras que pululaban por los medios, las medias verdades, las escasas verdades, la fidelización del aborregamiento, inculcado mediante poderosas herramientas que controlaban y usaban a su antojo, no pudiendo nadie ser ajeno o verse libre de tan fantástica opresión encubierta, salvo por algunos recursos no del agrado de todos; el nihilismo, la mordacidad, la ironía, la sátira, el humor del absurdo, la caricatura, el estudio, la observación, el aprendizaje, el rigor, la honestidad, la franqueza, el análisis, tanto juntos como por separado, y siempre en conflicto, 
En definitiva, la concesión al uso de otra herramienta, la más poderosa conocida de nuestra especie; el cerebro. Cotizaban al alza los que tenían actividad cerebral, los que se molestaban en razonar fríamente sobre el origen de la información y procuraban ponerla en solfa a los ojos de la masa, acabando por lo general tan encomiable como osado conato, en vaga e infructuosa intentona, pues había algo más poderoso que la razón, por lo general; la confusión, la ignorancia, el miedo, la pertenencia irracional a una causa. Y viendo los primeros lo vano de su fallida empresa, terminaban tirando la toalla y guardando para provecho propio sus razonamientos, dejando por imposibles y perdidos irremisiblemente a los otros. Porque al fin y a la postre, cada uno creía tener su propia verdad y nadie era monopolizador de la misma, salvo los fanáticos, ni podía haber una verdad universal y un estado de cosas que rigieran las creencias y las ideologías del orbe, el totalitarismo y las dictaduras que asolan cual tsunamis en diferentes puntos.
Y ese mundo, candidato recurrente al total totalitarismo tan denostado, se había convertido en una torre de babel mundial que se hacía más y más grande con cada bulo, con cada distracción mediática, con cada cortina de humo, con cada fake, con cada bandera negra, con cada noticia manipulada, cercenada y sucia y no contrastada, con cada invención entregada al orbe, con cada dato absurdo dado por cierto, en diferentes escalas, local, regional, nacional, continental, planetaria.
Los servicios de inteligencia estaban al servicio del dinero y de los negocios turbios.
La verdad y la objetividad eran tan escasas como las pepitas de oro del curso esquilmado de los ríos. Así los ciudadanos, el común de los mortales, al estado lastimoso de sus grises existencias, a la imagen apocalíptica de la crisis de valores y del ciclo de las vacas flacas, unían la pesadumbre de lo incierto o la facilidad de engullirlo todo cual esponja, sin paso previo por tamiz alguno, convirtiéndose en propagadores gratuitos y vehículos involuntarios de falacias y manipulaciones, en soldados de la burla, en mercenarios sin sueldo de la confusión.

Babel moderna
Crónicas neuróticas