martes, 25 de noviembre de 2014

El futuro


Ese día yo cumplía 68 años,  la  tecnología médica y los avances aplicados a las terapias génicas alargaban la vida, hasta el punto que se habían curado casi todas las enfermedades que habían diezmado a la población desde el inicio de los tiempos, enfermedades que diez años antes habían asolado la rutina de millones de seres en todo el mundo y como de costumbre nada salía gratis, uno debía pagar por todo aquello. Ningún gobierno dio tan magnífica prestación sin contraprestaciones, la de estos tiempos desde el 2030, era alargar la jubilación, ahora no existía el desempleo, todo el mundo tenía asignada una tarea por parte de cada gobierno coordinado por un grupo de influyentes tecnócratas, que se habían hecho con el control mundial, tras la catástrofe que hubo en el 2025, de la que estaba prohibido hablar y en la que la población mundial, se redujo considerablemente.
Aún podía seguir trabajando en el centro de control de comunicaciones de Isla Palba CCCIP) los dos años que me quedaban de mi aceptación por escrito de alargamiento (no piensen cosas raras) de la jubilación. Y podía vivir cuatro años más en un lugar paradisíaco, una especie de premio de consolación, de despedida, en donde terminabas tus días al cumplir 74, con una suerte de eutanasia activa que te facilitaban y a la que no podías negarte de ninguna manera.
Así pues, me quedaban seis años de vida, dos de un trabajo mecánico y cuatro de supuesto disfrute junto a personas de mi edad. En estos tiempos se suprimieron las religiones y las ideas políticas y la frontera entre las naciones, no había países ricos ni pobres, no había ningún tipo de segregación, ni por raza, ni por color, todos éramos iguales, pero unos eran jóvenes y otros viejos, sólo existían territorios habitados y territorios fantasmas, y a caballo entre ambos, algunas islas casi vírgenes donde finalizaban nuestros viajes.