lunes, 20 de abril de 2015

Elecciones mentales


Quien calla, a menudo no es porque te de la razón, ni porque tenga que discutir con idiotas, quien calla a veces, es porque sabe que no servirá de nada hablar, no es porque otros sean idiotas, es porque cada uno tiene un punto de vista distinto sobre cosas similares o sobre hechos concretos. Opinar nos sale barato, pero corremos el riesgo de equivocarnos o de no ser comprendidos, o en el peor de los casos, enteramente ignorados.
Uno debe ser dueño de sus actos y de sus opiniones y de su convencimiento de las cosas, aún cuando tengas al mundo o a tu círculo en contra, aún cuando te granjees antipatías o seas pasto del rumor, o te etiqueten con un alias que nada tiene que ver contigo y lo que eres.
Hay tantos motivos para ir por algo o emprender cualquier acción que nos atañe a nosotros mismos, como motivos para no hacerlo, siempre y cuando seas respetuoso contigo mismo y los demás, y sé que nunca es tarde, que nunca va a ser tarde, que siempre habrá tiempo.
Nadie escarmienta en cabeza ajena, todo el mundo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, a equivocarse, a errar, a acertar y a extraer conclusiones de ello, si no entendemos esto, jamás experimentaremos nuevos territorios, nadie sabe lo que uno lleva en las alforjas, ni en el cerebro, eso es un terreno vedado. Esa es la vida y el día a día y no hay vuelta de hoja, somos dueños de nuestro destino y responsables de nuestras decisiones y si no es así, eres un monigote o estás viviendo la vida de otros, o te están manipulando y ni te enteras. 
Lo único importante, es atreverse a ir más allá, a salir de tu día de la marmota, a explorar nuevos territorios, a expandir tu mente, erradicar prejuicios, patear los miedos tuyos y ajenos, los que te impiden avanzar de forma real, no únicamente desde la virtualidad. Lo que te impide ser quien soñaste ser, quien tu has querido ser.

martes, 7 de abril de 2015

Estadísticas...

Estadísticas de la venta de motos en período electoral

Crecen las ventas de motos y los moteros suicidas...
Estos días me han querido vender una moto, o nos han querido vender una moto.
Creo que su tacómetro y su velocímetro están trucados o manipulados y marcan muchos parámetros imposibles e incapaces de desarrollar, pero dan el pego.
La han anunciado en los principales periódicos del país, en todos los mass media.
La moto es el modelo Recuperación de la marca Empleo.
Para montarte en esa moto, tienes que estar muy desesperado, porque creo que su combustible es tu sangre y la quieren muy joven y con pocas neuronas y con muchas tragaeras. Las ventas apuntan al alza y mira que a la moto se la ve pinchada desde el minuto cero y se ha constatado que sus fabricantes han usado material de desecho y parcheado rápido en sus rodaduras, de facto, está especialmente diseñada para que se suban y bajen moteros pagando por ello, ni que fuera una Harley. Pero eso no es óbice para que haya miles de advenedizos deseando montarse en su grupa pensando que tal birria de pseudociclomotor, tal vez pueda convertirse en una vespa o en una ducati demosedici.
Los fabricantes están contentos y los que son pagados con la publicidad engañosa, los voceras y propagadores de dichas estadísticas sonrrojantes, sólo están pendientes de los ratios de sus ventas.
La calidad del producto, les importa un testículo de macaco africano,

lunes, 6 de abril de 2015

Eternos retornos



"El anonimato es la expresión más genuina del altruismo".  Anónimo.

Y leyendo esto, virtudes que raramente se recogen por estos pagos virtuales y por la vida misma, me acordé de esto otro, atribuido a Salomón en el Libro del Eclesiastés...
Vanidad de vanidades y todo vanidad...

"Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después".

Y me dio mucho vértigo pensar que el mundo siempre estuvo gobernado por sátrapas y monigotes, que la fuerza y el poder jamás se apiadaron de la debilidad y la ignorancia, sino para su propio provecho, que a la postre, siempre ganaban los de peor calaña. Que las ovejas negras escaseaban pero eran enteramente necesarias y que eran éstas mismas, las que podían hacer variar el curso de las cosas, aunque sus hazañas y heroicidades fueran desconocidas de la muchedumbre o silenciadas e ignoradas por los historiadores y solo cantadas por los juglares.
También pensé, que en los miles de millones de años del planeta tierra, pudieron existir otras civilizaciones parecidas o similares a todas cuantas han existido y que supuestamente conocemos, como si el universo mínimo de este microscópico lugar de la soberbia e inconmensurable galaxia, estuviera en eterno retorno, programado para actuar como hormigas en su hormiguero, cual oveja en su rebaño, como cada ser vivo de esta creación en un torbellino que en llegando al final, hiciera que cada uno de nuestros átomos, el polvo de cada ser se reintegrara de nuevo al comienzo, como si nada se crease y destruyese, igual a la energía.
¡ Y sentir por un momento que todo ha ocurrido siempre antes que nosotros y que todo volverá a ocurrir, después de nosotros y que una parte de nosotros estuvo desde el principio y que una parte de nosotros nunca tendrá fin, será eterna!



viernes, 3 de abril de 2015

Fugacidad...



Borré varios archivos de mi ordenador, eliminé algunas fotos duplicadas, otras pésimas, envié alguna carpeta al insondable limbo, a la venta del susodicho de Archidona, a esa papelera de reciclaje que creemos borrar del todo, sin asomo de bytes. 
Qué ilusos!!! Nada se puede borrar, sigue existiendo en algún lugar recóndito, o de nuestro ordenador, o de una una nube y por supuesto en nuestro propio cerebro, en alguna neurona dispersa. 
Lo sabes y no te importa y sigues con tu particular cruzada.
Destruyes algunos correos de los que no te sientes especialmente ufano, cómo cambiamos, la experiencia te hace ver ese proceso lógico que niegas creyendo ser uniforme.
Bloqueas contactos, quitas de tu agenda a todo aquel de quien no tienes noticias ni seguimiento, a todo y toda aquel o aquella a quien tu vida y tu suerte le importan un soberano carajo, en una reciprocidad lógica y algo angustiosa, al fin y al cabo, todo es cosa de uno y los demás y de los demás y de uno.
Piensas al volver a ojear después de muchos años, cada álbum de antiguas fotos, que es imposible aprehender los momentos que sugieren cada una de las instantáneas, pero no puedes permanecer inmune a cada estrago del tiempo, a cada momento tan diferente, a cada etapa tan distinta del presente, a tu propio yo de entonces, a tu felicidad indisimulada, a tu cara de asombro, a tu perplejidad, a tu ignorancia, a tu inocencia, a tu insultante y exultante juventud, a tu descaro, a tu despreocupación, a quienes te rodeaban y formaban parte de tu vida entonces.
Esos recuerdos se almacenan en nuestro cerebro más llenos de matices, no te cabe ninguna duda o cuando menos crees saberlo, pero nuestra inteligencia limitada, nuestra apreciación primera, a golpe de vista, soslaya ahora en el presente, con el paso de los años, en un acto casi programado e inevitable, cada época vivida en torno a esa imagen captada e inmortalizada, esa imagen que te acerca a tus orígenes, a tu familia, a tus mayores, a tus sobrinos e hijos, a tus amigos de siempre, a los de quita y pon.
Está casi prohibido anclarse a lo que te hizo feliz y/o desgraciado, a lo que te hizo lo que eres, está ordenado que debes crecer y envejecer y olvidar aquello que eras, por eso te cuesta trabajo o te duele mirar los álbums, casi tanto o más que el propio espejo. Aquello que fuiste, y de paso, erradicar cada día un poco más, a quienes fueron al igual que tú, a quienes te precedieron, a todos aquellos y aquellas que fueron contigo, antes, a la par y después que tú.
Un día hablé de los espejos y hoy he querido hablar de las fotografías. 
De esas huellas casi borrosas que te arrancan una sonrisa o te hacen verter una lágrima, de ese recuerdo lejano que aún te eriza el vello, que te hace que tragues saliva o se te encoja el corazón o se quede henchido. 
Y qué fácil eliminar un archivo, romper un papel, borrar una foto digital, y cuán difícil romper una foto del pasado, una imagen sagrada de lo que fuimos, el germen de lo que hemos devenido, las sonrisas que jamás volveremos a ver, de aquellos que amamos, que seguimos amando, de quienes ya no están, del tiempo que se marchó veloz, sin preguntarnos, ajeno a nosotros.
Hoy revisité esas fotos y me sentí bien, alegre porque pasaron esos momentos, porque vive en plenitud, triste, porque jamás ya se repetirán, pero ilusionado y motivado, porque aún quedan muchas fotos y muchos álbumes que rellenar en mi vida y así nadie podrá evitarlo. Pero quién sabe? El tiempo tiene la respuesta.