Como en casa en ninguna parte, al
calor del brasero, los días fríos y lluviosos como hoy, pero si quieres saber lo que es el miedo, la
angustia, el dolor, la incertidumbre, el desasosiego, la desesperanza, el
horror, no te limites a ver los noticiarios de la televisión, ni a leer los
periódicos en tu mullido sillón, no navegues por el espacio virtual de la
lejanía acallando tu pequeña conciencia, no reces por los parias en los
templos.
Actúa, ve a la primera línea o
imagínatelos desde tu acomodamiento burgués con el mismo ardor que empleas en
existir, mójate en las calles en penumbra, en los gélidos amaneceres, en las
tempestuosas e interminables noches y búscalos en la miseria de las frías
calles tapados con cartones, rescátalos de su hambre, de su oscuridad, de su
soledad. Dales la comida que terminas tirando, la que te sobra, los abrigos y
ropas que se amontonan en tus armarios y cajones que ya no te pones. No mires para
otro lado cuando pases por su lado, no desconfíes de su aspecto, no creas que
eso no va contigo, un día puede pasarte a ti .
- ¿Tú haces todo eso, amigo?
No, pero cuánto me gustaría
hacerlo, a veces cuando la conciencia me martillea pienso en la nula
solidaridad que nos embarga a todos y se me revuelven todas las tripas cuando
se ponen a hablar de populismos unos y otros y se acusan vanamente sin hallar
soluciones. Cuando mueren como gorriones en el estío, las personas que no
tienen para comer, ni para la luz, ni para agua, ni para abrigarse, mientras
tanto cabrón sin escrúpulos que nos ha representado, se forra con puertas
giratorias, mordidas y pelotazos.
Quienes tienen la responsabilidad
que haya más miseria, pobreza y parias en el mundo, aquellos que sólo se
preocupan de su pib y de sus ratios, de sus partidas y recortes y sus ingenuos
acólitos se creen sus patrañas acusando a quienes los denuncian y los
desenmascaran, de demagogos, cuando no hay más demagogia que la que sale de sus
vacías oratorias.
La demagogia la habéis inventado
vosotros, y hay muchas clases de pobreza, aparte de la energética, están la
pobreza moral y la peor de todas, la pobreza de conciencia.